martes, 20 de mayo de 2014

La isla de Nim (2008)

La isla de Nim (2008)


Esta película no fui a verla ni compré el DVD, de hecho de no ser por un viaje de Xalapa al puerto de Veracruz y que el autobús era de esos que exhiben películas me habría quedado sin ver esta cinta… ¿Y saben que? Hubiera estado bien.
La isla de Nim es una película, basada a su vez en el libro homónimo de Wendy Orr. La cinta contó con la actuación de actores reconocidos como Jodie Foster y Gerald Buttler, pero eso no la salvó del desastre económico.
La cosa va como sigue. Nim vive con su padre Jack, un supuesto biólogo marino… y digo supuesto porque a leguas se ve que nadie se tomó la molestia de investigar qué hace un biólogo marino o ya de a tiro buscar en internet alguna información que sustente esa faceta del personaje, al contrario, vemos en pantalla semejantes descalabros que hacen ruborizar. El susodicho “biólogo” está obsesionado con descubrir una especie nueva para la cual ya tiene nombre. Las cosas no se hacen así en la ciencia real, pero podemos pasarlo por alto pues no dudo que en verdad existan científicos con listas de nombres ya hechas en el caso de que descubran alguna nueva especie. Lo que en verdad me resultó descabellado es que la cinta mostrara a una tortuga marina poniendo solo dos huevos y esperando a que estos rompieran como si en vez de  quelonio fuera una gallina. No sé si así sea en el libro, pero es un dato bien conocido que las tortugas marinas ponen huevos por montones, los entierran en la arena y regresan al mar. Me imagino que pusieron a una tortuga “maternal” porque era una película para niños, quien sabe.
Los descalabros de este “Jack” no terminan con su falta de procedimiento. El señor le ha metido a su hija la idea de que su difunta madre sigue viva en el vientre de una ballena que se la tragó. ¿Qué? De hecho la película comienza con la secuencia animada de la desaparición de la madre. Ok, evitamos el tema de la muerte temprana de una bióloga marina pero ¿luego qué? La tal Nim no se ve tan pequeña como para necesitar de cuentos como ese… pero lo peor es que el padre también parece creerlo como se da a entender en cierta escena en que es la visión de una ballena lo que le da ánimos. 
Y este sujeto sigue sin dar una. Cuando sale de viaje en busca de ese protozoario para el que ya tiene nombre sin haberlo descubierto zarpa en un velero… y deja a su hija sola en una isla desierta por varios días. ¿Qué malo podía ocurrir? Después de todo estamos ante una niña autosuficiente ¡Que cree que su madre vive dentro de una ballena! Claro que mientras está en altamar lo sorprende una tormenta que deja el velero listo para un deshuesadero, por lo que no podrá volver a casa a tiempo… si es que lo logra.
Por si todo ello fuera poco la susodicha Nim vive enajenada con una serie de libros de un personaje copiado de Indiana Jones llamado Alex Rover… y cree que es real, tanto que cuando se presentan problemas logra comunicarse con él vía e mail. Lo que ella no sabe es que en realidad está contactando con una escritora agorafobica llamada Alexandra Rover, quien ha hecho de su personaje un amigo imaginario. Por cierto, este amigo imaginario será, por mucho, el personaje más normal que vamos a ver.
Para la pequeña Nim las cosas empiezan a convertirse en la Versión tropical de “Mi pobre angelito” cuando un crucero llega al lugar para una especie de parrillada en la playa. La niña decide pedir a su personaje favorito que acuda al lugar pues se ha infestado de piratas… aquí vamos otra vez ¿Qué tan enajenados están estos personajes? Lo suficiente para no tener noción de lo que son los cruceros o los turistas… y no conocer la diferencia entre la realidad y la ficción.
La escritora, instigada por su personaje imaginario, decide acudir al llamado a pesar de que se muere de miedo con solo la idea de salir de su departamento. Mientras tanto la niña Nim ha comenzado con acciones de guerrilla contra los turistas. La cosa se viene abajo cuando las dos se encuentran y Nim se da cuenta que su personaje favorito es en realidad la creación de una escritora nervioso y cobardona. Evidentemente la mujer es rechazada, incluso por su amigo imaginario que no piensa seguir siendo un amigo rehén y abandona la isla a nado. ¿Soy el único que cree que estos personajes necesitan terapia?
Mientras tanto el padre, Jack, logra reparar su bote después de una tormenta casi lo hiciera astillas… con un buen de ayuda de las mascotas: un pelicano y un león marino. Saben que, este personaje apesta, y muy duro; digo, incluso un pájaro es más previsor que él.
Nim se da cuenta, gracias a que un niño turista le ha seguido las huellas, de que los que están en la parrillada no son piratas. La escritora se da cuenta de que no necesita a su amigo imaginario si tiene gente con la que hablar. El padre regresa y se enamora de la escritora… creo. Los turistas se marchan.
¿Qué aprendimos de esa “aventura”? Poco menos que nada. Los personajes son terribles: solitarios, enajenados… bajo el pretexto de hacer una cinta “divertida” crearon una legión de parias alienados. La situación sería salvable si tuviéramos un indicio de que aprenden algo o maduran un poco, pero además de la escritora (que tuvo los pantalones para vencer su agorafobia para ayudar a una niña) no vemos gran avance. Si bien la niña Nim aprende que no todo es como en los libros de aventuras no vemos en ella un verdadero deseo de interactuar con otros seres humanos. El padre no tiene remedio, arriesga muchas cosas, es un peligro latente para su propia hija y vive inmerso en su propia fantasía anti viudez. Cada personaje vive inmerso en un mundo pequeño cerrado con llave y esto se refuerza por la isla en sí, lo peor es que al final siguen en la isla, es decir siguen en el punto de partida. Sus mundos pequeños se han abierto un poco para abarcar a uno más, pero en lo general siguen atrapados sin que veamos la intención de tomar la llave y salir al mundo.
En resumen una mala película que nos da un mensaje erróneo de lo que es tener un paraíso propio.

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