Si los personajes no son lo
mejor esperen a ver la guarida secreta. Esta hace que la baticueva del Batman
interpretado por Adam West parezca un homenaje al diseño de interiores
eficiente. Colores chillones, figuras sin sentido, trazos en el suelo, lámparas
estrambóticas colgando del techo… más que la guarida secreta de un
superhéroe parece el hijo no deseado
entre la habitación de un niño rico y el habitad de un zoológico creado por
artista pop. No solo eso, no hay nada en esa guarida que nos hagan pensar que
los “héroes” deberían reunirse ahí y no en cualquier otro sitio como el parque
o el café de la esquina. Y es que hasta la guarida del Santo tenía al menos
computadoras, algún arsenal y una cochera… esta guarida es solo una especie de
cancha de baloncesto atiborrada de cosas inútiles. Eso sí, hay algún lugar
donde se reúnen con el vampiro viejito que recorta papel…. Pero eso es todo.
La guarida (imagen tomada de http://metanorn.net/2013/07/first-impressions-gatchaman-crowds)
En los primeros episodios de la
serie pareciera que el asunto va sobre cazar alienígenas que tragan personas o
algo por el estilo… pero esa trama queda atrás una vez que Hajime los vuelve
amistosos. Y es otra cosa que resulta irritante. La protagonista es muy
positiva en todo lo que hace. Para ella los enemigos no existen, y basta
ponerse a platicar con ellos o solo saludarlos para que el problema se
solucione. Lo increíble es que nunca sale lastimada. ¿Cómo eran estos
alienígenas “malvados” en todo caso? Cubos de colores formados por más cubos de
colores.
Esta imagen resume la mayor parte de la serie (tomada de http://www.deviantart.com/art/Hajime-Ichinose-Gatchaman-Crowds-388014970)
Con unos contrincantes con tan
poco potencial la trama se vuelca sobre cierta aplicación para celular llamaba
Galax… y ya. Las armaduras dan paso a tramas tan estériles como avisar a la
gente de un cargamento de leche caduca y cosas por el estilo. Con todo esto nos
sirve para perfilar al villano y su plan, así como a los Crowds, monigotes
virtuales que parecen tener un ojo o pantalla esférica por cabeza. También nos
sirve para ver a Rui Nimomiya, un chico genio y travesti que pretende crear una
utopía con la aplicación Galax y la ayuda de una inteligencia artificial
llamada X.
Y aquí la cosa se pone rara.
Por un lado tenemos una serie con un sentido muy filosófico de lo que es el
poder de las masas y las redes sociales,
una utopía que ya había sido planteada casi desde la fundación de la
cibernética: el poder de la sociedad que puede evadir a las autoridades y tomar
la situación en sus manos gracias al poder de la comunicación electrónica. Pero
por el otro tenemos una serie muy aburrida donde nada pasa y vemos a todas las
personas enfrascadas con sus celulares en cada toma. Aun cuando entran en
acción elementos muy de ciencia ficción como los Crowds o la fe ciega en la red
social a niveles cuasi religiosos la cosa va al traste pues nada interesante
sucede al fin y al cabo.
Más aun, los episodios toman
una estructura repetitiva. Varios de ellos terminan en un instante en que
pareciera que el combate acaba de comenzar, solo para que el siguiente capítulo
te demuestre que no hubo tal combate.
Habrá que esperar hasta la
segunda mitad de la serie para que las cosas comiencen a tener cierto tinte,
pero sigue en pie la extraña trama sobre una aplicación para cambiar al mundo,
esta vez usada por anarquistas.
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