Los papás de la tele
Mr. Turner (Los padrinos mágicos), Homero Simpson (Los Simpson), Earl
Sinclair (Dinosaurios), Hal Wilkerson (Malcolm el de en medio)… ninguno de
ellos destaca por su inteligencia pero definen una figura que ya forma parte de la cultura popular: el padre
tonto.
¿Por qué sucede esto? por varias razones. Para empezar de todas las figuras
que conforman en núcleo familiar el del padre es la que menos está ligada a
este. Culturalmente aún estamos acostumbrados a que sea el padre en encargado de
llevar el sustento al hogar, lo que o hace ausentarse de la escena familiar
mucho tiempo. Esto ha minado la figura paterna. Si bien antaño era el padre
quien “llevaba los pantalones” en la práctica él tiene poca injerencia sobre el
control de la familia.
Otro detalle es que culturalmente estamos acostumbrados a que la autoridad
sea representada por una figura masculina. Ya sea que hablemos de dios, de la política
o del hogar tendemos a imaginar a la autoridad como un varón. Sin embargo en el
núcleo familiar es evidente que la autoridad recae en la madre, la parte adulta
que permanece en el hogar mientras la contraparte se ausenta en busca del
sustento. Estamos pues ante la paradoja que en una sociedad patriarcal el padre
no está presente la mayoría de las veces, su poder es prácticamente factico y
meramente nominal. El caso más claro lo tenemos en Hal Wilkerson (interpretado
por Brian Cranston) quien literalmente ha relegado su responsabilidad en la
toma de decisiones a su esposa Lois, una madre dominante y neurótica. La antítesis
de lo anterior lo tenemos en Stan Smith (American Dad!), una caricatura de los
estadounidenses conservadores, acostumbrado a dominar al grado de mentir y
manipular a su propia familia.
En segundo lugar tenemos el hecho de que en la sociedad moderna el trabajo
es tomado como algo repetitivo e idiotizante. Así tenemos que Sinclair trabaja
tumbando árboles, Homero oprime botones en una consola de una planta nuclear
sin tener una idea clara de lo que sucederá. Más aún, la permanencia en este
tipo de labores no permite al padre cultivarse en otras actividades y experiencias.
Eso lo vemos reflejado en las series animadas con figuras paternas que no son
capaces de hacer cosas “hágalo usted mismo” y que se comportan como verdaderos
neandertales en cuestiones culturales. Así pues lo que se obtienen son trogloditas
que se sientan frente al televisor a ver deportes en lugar de practicarlos.
Más aun, tanto en la ficción como en la realidad estos padres son víctimas
de un consumismo incesante, provocado por campañas publicitarias agresivas. Son
criaturas que se saben vacías en su contribución para con el desarrollo de la
familia y tratan de llenar dicho hueco con objetos materiales, creando así una
perversión de su papel como proveedores. El caso más claro es Earl Sinclair, “el
poderoso megalosaurio” de la serie dinosaurios. Earl no solo trata de ser
reconocido por ser el proveedor, suele sufrir crisis que lo llevan a inventar
artilugios con que impresionar a sus hijos o comprar cosas para impresionarlos.
Entonces ¿Estamos frente a una figura atrapada en un círculo vicioso? No del
todo. En décadas recientes se ha cambiado el patrón del núcleo familiar. Así,
por citar un ejemplo, tenemos a Stuart Pickles (Rugrats), un inventor de
juguetes “freelancer” que pasa mucho tiempo con sus hijos y prácticamente nunca
sale de casa. También están los padres “mantenidos”. Hal Wilkerson suele
quedarse sin empleo en la serie Malcolm in the Middle, por lo que no es raro
ver que sea su esposa Lois quien se encargue del sustento de la familia. Otros casos,
más radicales, son Hugh Test (Johnny Test) y Richard Watterson (The Amazing World
of Gumball), quienes se dedican a los quehaceres del hogar mientras sus esposas
trabajan. Siguen siendo tontos pero ya marcan una pauta distinta en el rol que
tienen como padres.
Pero sin duda algo que unifica a todos los padres de ficción (al menos a la
mayoría) es el amor que pregonan a sus familias al grado de hacer algún trabajo
que no les guste (¿Cuándo hemos visto a un padre que ame si trabajo?) y otros
tantos sacrificios.
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