miércoles, 29 de octubre de 2014

Lucy (2014)



Lucy (2014)

 
 Cartén de la película (tomado de http://en.wikipedia.org/wiki/Lucy_%282014_film%29#mediaviewer/File:Lucy_%282014_film%29_poster.jpg)



No sé por dónde comenzar. Desde el planteamiento de que el ser humano sólo usa el 10 por ciento de su cerebro falla en su intento de ser una historia de ciencia ficción. Vamos, que es un mito sin fundamento pero demasiado arraigado en la cultura popular, y que desde hace muchos años ha servido para darle combustible a las fantasías New Age. Lo peor es que esta cinta francesa tiene una influencia tan marcada de la cinta “Trasecendence” (2014) que casi suena a plagio… tanto así que tiene en su reparto a nada menos que Morgan Freeman.
El uso de drogar como argumento para el uso del 100 % de la capacidad cerebral apenas resulta convincente, lo que no nos explican es por qué un grupo de narcotraficantes estarían produciendo una droga con esa capacidad o como es que zambarce la droga no lo mata a uno inmediatamente como le pasa a las “mulas” en la vida real.
La cinta peca de ser fantasiosa, llegando a niveles fanfarrones e incoherentes. Entiendo que una mayor capacidad mental haga que alguien mire las cosas de otras formas, pero en la cinta se comete el recurrente error de equiparar la inteligencia con la falta de sentimientos. La protagonista pasa de ser una mulita a ser un robot sin emociones que no duda en darle de tiros a los transeúntes que se le cruzan en el camino… pero que curiosamente no mata a quienes lo persiguen.
No contentos con no explicarnos por qué la protagonista no murió cuando el paquete de droga se le rompe en el estómago nos quieren vender la idea de que necesita más droga para seguir viva. Ello, y que al parecer sus células, cada una de ellas, se vuelven inteligentes también nos arranca una sonrisa de incredulidad y nos hace querer cambiar de canal para recodar tristemente que estamos en una sala de cine y que pagamos demasiado por estar ahí.
Las fantasias de la nueva era no se quedan quietas y la protagonista empieza a usar poderes telepáticos, cambiar de forma y hasta conectarse con la internet… lo que nos hace preguntarnos ¿Qué rayos pasa? Entendemos que la droga la haga más inteligente, pero no por ello las leyes físicas dejan de tener validez. Lo peor es que en la cinta asumen que el conocimiento es algo ya preexistente (corriente seguida por no pocos legionarios de la nueva era). Es decir que mientras más inteligente se vuelve “espontáneamente” sabe hacer cosas que nunca había hecho antes. No es que las aprenda, es que de pronto sabe hacerlo como si su inteligencia fueran archivos que se van descargando. Quizás ese el mayor problema. Si bien vivimos en la era de la internet no podemos simplemente asumir que en alguna parte del universo hay un archivo con todo el conocimiento del mundo y que podemos descargarlo si lo deseamos “con muchas ganas”, pero tal es la lección de esta cinta, donde alcanzar el uso del 100 % de la capacidad mental equivale a conocer espontáneamente las verdades del universo sin siquiera esforzarse por pensar.

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