domingo, 5 de octubre de 2014

Buick 8, un coche perverso; de Stephen King



Buick 8, un coche perverso; de Stephen King
 Buick 8
 imagen tomada de http://www.lecturalia.com/blog/2009/07/12/buick-8-un-coche-perverso-de-stephen-king/


King es considerado un maestro en el género del terror, pero dicho título se basa en sus novelas más viejas como “IT” o “El resplandor”, mientras que sus novelas más recientes han pasado sin pena ni gloria.
Buick 8 es una novela publicada en el 2002 y que vio la luz para el público hispano hablante el 2011 de mano de Ramdom House Mondadori. Stephen ya había tocado el tema de los autos con su novela Christine (1983) y con una mala película que escribió y dirigió (Maximum Overdrive, de 1986; titulada en español como “Ocho Días de Terror”). Entonces cabe preguntarnos ¿Qué de nuevo puede ofrecernos el tema?
Esta vez King deja a un lado las historias sobre el bien contra el mal (como en IT) o de horror cósmico, no al menos de forma en que lo haya tratado antes. Lo que King nos muestra en esta novela es un grupo de gente normal que se enfrenta a lo inexplicable. Hay que dar crédito a King, quien se puso a investigar concienzudamente la forma de vida y la organización de los patrulleros de carretera; y también por hacer una historia que no se desarrolla en Maine.
La novela nos la cuentan los miembros de “Troop D”, los patrulleros de carretera de Pennsylvania, quienes se han impuesto la tarea de resguardar un coche extraño cuyo dueño desapareció sin más ni más del baño de una gasolinera. Cuando el joven Ned Wilcox empieza a frecuentar al cuartel del que su difunto padre fue miembro termina por preguntar por el lustroso Buick que guardan en uno de los cobertizos, un vehículo al que la mugre no se le pega a pesar de llevar años arrumbado.
Aquí debo decir que no es, por mucho, una de las mejores novelas del “maestro del terror”, ni siquiera estoy del todo seguro si se debería meter en dicha categoría. Lejos de ser una historia la novela es una compilación de anécdotas referentes al Buick 8. De hecho el ritmo de la novela llega a ser un tanto errático, dando palos de ciego. Quizás sea yo, que tengo una formación científica que me hace buscarle “porqués” a todo, o quizás sea que en verdad King no supo imprimir una atmosfera de terror; lo cierto es que en dicho anecdotario hay pocas cosas que merezcan mención. Sí, el coche arroja luces como si contuviera tormentas eléctricas; sí, un oficial desapareció al acercársele; sí, arroja animales y plantas muertos que no tienen nada que ver con los seres vivos conocidos en este mundo… pero nunca sentimos un verdadero sentimiento de urgencia o peligro. Los seres que el auto arroja por el maletero son simples curiosidades malolientes y las exageradas reacciones de los protagonistas, policías adultos que han visto cosas atroces en las carreteras, raya en lo cómico. Que me perdonen los fanáticos de King, pero un cadaver de otra dimensión no deja de ser un animal muerto por mucho que apeste y muy deforme que se vea.  King trata de dar un sentido de “Onimosidad”  al auto y los bichos que arroja, pero esta no se siente sino hasta ya casi el final de la historia.
En lo personal creo que King falló en esta novela, pero podría estar equivocado. En últimos años hemos visto un despunte de terror de baja categoría cuya principal importancia no está tanto en la calidad como en la cantidad y, sobre todo, la participación del público. Estoy hablando de las “creepypastas” y el conglomerado CSP.  No son lo más terrorífico (de hecho un buen número de ellas rayan intencionalmente en lo cómico) pero su número es tan elevado que son un referente fundamental en el terror de internet. Son historias cortas, muchas de mala calidad, y donde el “terror” radica en la ruptura de los parámetros comunes y la atmosfera y no tanto en un sentido de peligro. También debería incluir al terror asiático, donde las situaciones destacan por su ruptura de la realidad cotidiana y no por un sentido de peligro (y no es que no haya dicho sentido, sino que este debe surgir de la ruptura de la cotidianidad y no por, por ejemplo, un asesino).
Entonces la historia del Buick 8 puede ser incluida en ese nuevo terror. Yo no soy fanático de ese movimiento, ni de los creepypastas, ni del CSP. El terror asiatico tiene más mérito pues suele venir acompañado de una estética propia, ya sea en medios impresos o en cine. King, en cambio, trata de asustarnos son sensaciones fuertes pero erra al hacerlo. Se esfuerza demasiado en describir aromas y sensaciones pero no logra infundirnos miedo sino más bien asco. La aparición de un animal muerto, por raro que sea y por misteriosa que sea, no es tan impactante si no deja de ser un animal muerto. Las consecuencias de tener ese “coche perverso” son relativamente inocuas. Habrá que esperar hasta casi llegar al final de la novela para que suceda algo digno de importancia.
Así las cosas. No niego que King tenga un gran mérito, pero en esta novela no parece haberse esforzado demasiado. El uso de un auto como el objeto que rompe la realidad, como la herramienta del horror cósmico, no funciona y nos deja un sabor a cliché en este autor. En otras novelas con vehículos ponemos notar alguna intencionalidad por parte del objeto, actuan y se mueven por voluntad propia y sus acciones nos revelan que hay una mente dentro de eso que nos parece un cacharro, pero en esta por mucho empeño que se pone en las descripciones del Buick este sigue siendo un objeto inerte... extraño pero inerte y confinado en un cobertizo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario