La Huésped (2013)
Cartel de la cinta (tomado de http://www.cinemastric.com/gente/stephenie-meyer-la-autora-de-la-saga-crepusculo-presentara-la-huesped-en-madrid/attachment/the-host-la-huesped-9788483654842/)
Vi el libro por primera vez en
la ciudad de Xalapa, al leer la contraportada me interesó mucho, pero cuando vi
quien era la autora evité comprarlo. Años después vi los anuncios de la
película en la ciudad de México, pero como sabía lo desastrosa que había
resultado la anterior saga de Stephanie Meyer evité verla. Si, el principal
problema de la cinta no es su trama, o los actores, o la dirección… es la
autora. Y es que desde el momento en que sabes que la cinta está basada en una
novela de la creadora de la saga “Crepusculo” el instinto de conservación te
disuade de ir a los cines por algún tiempo.
Pero la cosa es que tarde o
temprano alguien que conoces termina viéndola y recomendándola. En mi caso ya
tenía bastante tiempo de que la cinta había pasado por los cines así que mi
sentido de conservación estaba con la guardia baja. Tomé el DVD que me
prestaron y me dispuse a verla.
¿Qué fue lo que pasó? No sé
cómo decirlo. Conociendo las pifias y bodrios vampíricos que la autora ha
producido con su pluma resulta buena, comparándola con otras cintas de una
trama parecida es regular tirando a mala.
La película nos muestra una
tierra donde los problemas actuales son cosa del pasado. No hay sobrepoblación,
guerras o contaminación… la mala noticia es que este hito no ha sido
responsabilidad de la humanidad sino de unos curiosos invasores parecidos a un
gusano de felpa de fibra luminosa (no sé si así estén descritos en el libro,
pero si es así la señora Meyer tiene una fijación con el “blink”).
Sí, la humanidad ha caído a
manos de una raza extraterrestre superior que logra vivir sin necesidad de un
cuerpo físico y que se mueve por el espacio en teleras metálicas. Aquí vemos el primer punto flaco de la trama.
Cuando empieza la película la invasión ya sucedió y solo quedan pequeños grupos
de resistencia, sin embargo estos alienígenas usurpa cuerpos se caracterizan
por una candidez extrema y un sentido pacifista extraño y poco práctico ¿Cómo
se supone que conquistaron la tierra? Los vemos empuñar armas… pero es más
fácil verlos correr tras sus “victimas” con la versión alien de un sedante en
aerosol ¿Se supone que conquistaron la tierra habitante por habitante? ¿Cómo
funciona eso?
De alguna forma la trama se las
arregla para que ignoremos esos detalles obvios, y es que todo el barullo gira
en cuanto emociones y confusión. Cuando la protagonista, Melanie, es acorralada
por “buscadores” decide quitarse la vida. Para su mala suerte sobrevive y es
atrapada. Los invasores le implantan un “alma” (el susodicho gusanillo).
Entonces comienza una lucha interna entre dos contendientes por hacerse con la
mente, el cuerpo y los recuerdos de
Melanie. Por un lado la humana, la propietaria original que trata de mantener a
sus seres queridos a salvo. Por el otro Wanderer, el alma viajera, un ser que
ha vivido varias vidas en diferentes seres a lo largo del universo.
Debo decir que en este punto la
situación es bastante interesante y nos plantea un dilema moral nada superfluo.
Sabemos que el ser humano no ha hecho las cosas bien ¿Sería justo que otra
especie tomara la batuta? Otras cintas como “El día que la tierra se detuvo”
(1951 y 2008) nos plantean esa misma cuestión. También está el asunto de la
“posesión”, ya lo habíamos visto desde la guerra fría con cintas como “Los
invasores de cuerpos” (1956 y 1978) o cintas de horror más reciente como “Slither”
(2006). Lo que no había visto era que usaran un tema así para una cinta
romántica. Meyer destrozó a los vampiros con Crepusculo y su saga ¿ahora va por
los aliens? Eso parece.
Lo curioso es que, en el caso
concreto del personaje Mel, la “posesión” no se da al cien por ciento y la
personalidad original sigue manteniendo un poco de control. Esto, en realidad,
pinta para una comedia. Es aquí también cuando sale a relucir toda la candidez
de los alienígenas, seres que no se mienten y están siempre dispuestos a
ayudar… lo cual sería una maravilla si no fuera porque se supone que
conquistaron la tierra. Así Mel y Wanderer se convierten en la “pareja
dispareja”, una humana fuerte, un tanto violenta y aguerrida; y una alienígena
ingenua y frágil.
Después de algunas peripecias
la pareja (en un solo cuerpo) logra llegar al desierto donde son rescatadas por
el tío de Mel… lamentablemente algo que caracteriza a los invasores es el
brillo de los ojos (mismo que nunca se explica por qué está ahí), por lo que
todos se dan cuenta de que Mel ha sido “poseída” por un alienígena. Con todo el
tío se la lleva a la cueva que sirve de guarida a la resistencia.
Es esta parte de la cinta la
que se pone más interesante. Por un lado tenemos a los invasores buscando a su
oveja descarriada, la que no supo dominar a su hospedero y se ha puesto al
servicio de este; y por el otro tenemos la difícil situación de Wanderer/Mel en
la guarida de la resistencia.
Los humanos tratan un par de
veces de asesinar a su prisionera, lo cual no logran gracias a la rápida
intervención del tío. El dilema en la guarida es evidente ¿hay algo de Mel
todavía? ¿Pueden rescatarla? ¿Es una trampa de los invasores? De alguna forma
la cinta se las arregla para hacernos sentir esa tensión. Por otro lado, una
vez que las primeras reacciones de pánico pasan y el tío empieza a introducirla
al ambiente de la cueva (una vez que está seguro de que su sobrina sigue dentro
de Wanderer/Mel, y que la alien no representa un riesgo). Entonces la extraterrestre
comienza a ver una faceta de la humanidad que sus congéneres no habían visto.
La especie inferior e irracional que parecía ser el ser humano se revela como
algo maravillosamente complejo y lleno de matices.
Pero no podían faltar las
relaciones enfermizas, así que la alien empieza a enamorarse de uno de los chicos
que intentaron matarla, todo ello mientras Mel lucha por mantenerse fiel a su
novio Jared (y mantener su cuerpo intacto a pesar de los avances de Wanderer
con su “novio”). Pero de alguna forma se las arreglan para que la situación
funcione… más o menos. La relación de Wanda (nombre que comenzaron a usar para
abreviar Wanderer) con Ian se justifica como una extraña consecuencias del
temor que lleva a la curiosidad y a la aproximación. El triángulo amoroso
también tiene apoyo gracias a la situación de las dos mentes en un solo cuerpo.
Lamentablemente la situación se toma demasiado tiempo de la trama y hace la
cinta innecesariamente larga, llegando a ser cansada. Así, mientras cosas como
la muerte de varios recolectores de los humanos en resistencia, la enfermedad
del hermano menor y el desquiciamiento de la invasora que persigue a Wanderer
van ocurriendo nos sigue quedando la sensación de que hemos llegado a un punto
muerto.
Finalmente Wanda se da cuenta
que los humanos con los que ha vivido han estado secuestrando invasores para
sacarles el gusiluz de la nuca, lo que inevitablemente causa la muerte tanto
del hospedero humano como del “alma” extraterrestre. Estamos, quizás, ante el
verdadero climax de la película. La alienígena, que para ese momento se ha
encariñado con sus captores humanos, ama a uno de ellos y es correspondida se
da cuenta que para los habitantes nativos del planeta es un parasito que tratan
de exterminar, un vil gusano de nuca que sacan y aplastan. Por suerte la
enfermedad del hermano menor de Mel aparece para volver a formar el vínculo
entre la comunidad y entre las ocupantes del cuerpo.
Wanda entonces comparte
(finalmente) su conocimiento con los humanos. No solo en lo que respecta a la
medicina alienígena, también en la forma en que deben sacar los gusiluz de nuca
(al parecer tratar de extraerlos quirúrgicamente es inútil si no cuentan con el
consentimiento del gusanillo).
Entonces Wanda decide devolver
a Mel su vida saliendo de su cuerpo, pues los seres como ella deben ser
encapsulados y enviados a otros planetas donde puedan tomar posesión de un
cuerpo. Por un lado, ya no se siente capaz de usurpar un cuerpo pues ha
aprendido sobre la complejidad de las mentes humanas a las que su especie ha
usurpado; por el otro, ya no se siente capaz de habitar en otro cuerpo pues si
viaja por el universo como su especie suele hacerlo para cuando vuelva a tener
un cuerpo todos los humanos que amó habrán muerto. Por ello Wanda decide morir.
Ese habría sido un final
bastante dramático que hubiera dado más categoría a la cinta y al libro, pero
alguien decidió que debía haber un final feliz que dejara la puerta abierta a
una o más secuelas. Es así como, después de todo, los humanos deciden meter a
Wanda en un cuerpo que no reaccionó de buena manera a la salida de su “alma”
huésped. Lo que deja libre a la alien para tener su romance sin mancillar el
cuerpo de Mel. Y la cereza del pastel. Al final los rebeldes se dan cuenta de
que hay otros grupos humanos en resistencia que también tienen sus propios
aliens colaboracionistas.
A resumidas cuentas podemos
pensar en esta cinta como “Los invasores de cuerpos conocen a Pocahontas”. La
trama tiene huecos y puntos absurdos. Paradójicamente la situación sentimental
en todo el asunto salva la cinta en lugar de hundirla como ha sucedido en las
otras obras de Meyer. No es del todo buena, pero tampoco podemos decir que es
mala; de hecho es una película que cumple dentro de lo que promete y sin duda
supera lo que se espera de ella. De los
numerosos experimentos que hemos visto de “pocahontizar” a los aliens (Avatar,
2009; Sector 9, 2009) me atrevo a decir que este es uno de los más logrados.
Ninguno de los dos bandos pinta para ser “los buenos”. Los aliens son sumamente
pacifistas, pero el daño que hacen a las personas al robar sus cuerpos y
recuerdos es difícil de ignorar. Los humanos no son blancas ovejas y muestran
numerosas veces un comportamiento irracional y violento, llegando al suicidio
para no ser capturados (por personajes que en realidad no matan una mosca) a
pesar de saber que hay quienes cuentan con su regreso. El que al final tanto
Wanderer como Mel aprendan no solo a hacer a un lado sus diferencias sino a
apreciarlas hace de esta cinta un éxito en cuanto a mensaje se refiere. El
final, decepcionante a mi gusto, sirve para mostrarnos que esa situación se
repite y extiende, provocando un cambio lento pero seguro en esa relación entre
los invasores y conquistados. Y es que de eso se trata la Ciencia Ficción, de
cambio.
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