La verdadera
historia del club Bilderberg, de Daniel Estulin.
Hacer una crítica a un libro
informativo pudiera parecer algo no del todo correcto, incluso un tanto
mezquino. Después de todo, los hechos son hechos y el divulgador solo los está
dando a conocer; pero lo cierto es que muchas veces este tipo de material está
“contaminado” por la visión del divulgador y eso puede sr un problema.
Daniel Estulin es un
autoproclamado periodista y, dice, haber seguido los pasos del Club Bilderberg
por los últimos trece años (según lo publicado en el 2005). ¿Dice la verdad?
¿Qué es el grupo Bilderberg para empezar?
En 1954, después de que la
segunda guerra mundial devastara Europa, un grupo de ministros, miembros de la
realeza europea y empresarios decidieron reunirse en el Hotel Bilderberg, en
Oosterbeckl, Holanda, para discutir las medidas a tomar para la reconstrucción
de la posguerra. Desde entonces cada año, en diferentes lugares del globo, los
miembros (que han ido cambiando pero siempre involucran miembros de la realeza,
políticos, banqueros y empresarios poderosos) se han ido reuniendo para lo que
muchos consideran el gobierno global en la sombra.
¿En verdad existe tal grupo? No
son pocas las personas que se han dedicado a seguirles la huella y no me
extrañaría que su existencia fuese real. Las reuniones y su agenda no se hacen
públicas, ni siquiera el lugar de reunión o los invitados suelen salir a la luz
andes de que dichas reuniones concluyan.
¿En verdad son el gobierno en
la sombra? Aquí es donde la cosa se pone rara. Si bien es cierto que la agenda
no trasciende los medios ello no
significa que no existan personas que dicen saber que se trató en dichas reuniones.
Lamentablemente las teorías conspiranoides se mezclan y reproducen, dando poca
credibilidad a la mayoría de ellas. Las supuestas filtraciones van desde
política internacional hasta drogas, pasando por planes extraños para despoblar
al planeta, crear guerras perpetuas o controlar los medios de comunicación.
Pero vamos al libro.
Stulin, casi desde el
principio, desafía nuestra credibilidad con un pasaje novelesco donde él
destaca de forma más bien poco creíble (los siguientes son fragmentos del
libro, pertenecen a su autor y los reproduzco solo con fines
informativos).
-
Usted no va a vencernos – siseó el segundo tipo - . El
Club Bilderberg, señor Estulin, es un foro privado en el que participan algunos
de los miembros más influyentes de nuestra comunidad empresarial. También
invitamos a algunos políticos a que compartan con nosotros sus experiencias
personales y profesionales. Todo ello lo hacemos con la esperanza de conjuntar
las necesidades de los pueblos del mundo
y la política de altos vuelos. De ninguna manera intentamos influir en los
gobiernos, en su política o en su toma de decisiones.
Evidentemente este pasaje es
fantasía (no creo que nadie, ni memorizando, responda con un discurso tan
elaborado sobre la versión inocente y oficial de lo que es el club), una mera
metáfora para mostrar la opinión publica de o que es el club, o mejor dicho la
versión oficial del mismo. Sin embargo la respuesta de Estulin dentro de su
propia fantasía es rara aun con el sarcasmo que lleva.
-
¡No me jodas! – respondí bruscamente. Podía sentir cómo
se me tensaban los músculos del cuello y de la mano -. ¡Y yo me creo que
Kennedy fue asesinado por extraterrestres, que Nixon fue defenestrado por su
abuela y que la crisis del petróleo de 1973 fue provocada por la Cenicienta! Si
no fuera por nosotros Canadá Formaría parte del Gran país de los Estados
Unidos. Dígame, ¿Por qué asesinaron a Aldo Moro?
No sé ustedes pero esta
respuesta me hizo poner cara de “What?”.
Tanto si asumimos que es real como una metáfora cuesta trabajo pensar que
alguien conectara tantas cosas dispares, incluso contrarias, como la muerte de
Kennedy, la renuncia de Nixon o la muerte de Aldo Moro.
Luego, después de exponernos el
origen e historia del club (donde les atribuye la creación y dominio de varios
grupos internacionales como la organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico, el G-8, la organización mundial del Comercio, la Unión Europea… y
cualquiera que tenga un ligero toque a internacionalidad) da una larga lista de
invitados y miembros, cosa que no voy a discutir.
Entre las supuestos propósitos del
club encontramos varias que hoy día (el libro fue escrito en el 2005) son,
cuando menos, dudosas (Las cursivas son citas textuales de Stulin)
Un solo gobierno planetario con un único mercado globalizado, con un solo ejército y una única moneda regulada por un banco mundial.
No soy economista ni político, pero creo que un solo bloque haría inútil cualquier ejército y moneda pues no habría otro bloque con el cual competir y hacer crecer la economía con esas herramientas.
Una iglesia universal que canalizará a la gente hacia los deseos del nuevo
orden mundial. El resto de religiones serán destruidas.
Aja, como si la iglesia Católica y el Islam no lo hubieran estado intentando desde la edad media.
Aja, como si la iglesia Católica y el Islam no lo hubieran estado intentando desde la edad media.
El control de toda la humanidad a través de medios de manipulación mental.
Bueno, la tele lo puede casi todo.
Bueno, la tele lo puede casi todo.
Una sociedad postindustrial de “crecimiento cero”.
Cabe incluir en ello la despoblación de las grandes ciudades…
La muerte de cuatro mil millones de personas…
Solo puedo decir ¡Suerte con eso!
Solo puedo decir ¡Suerte con eso!
Estulin empieza a ver “moros
con tranchetes” en casi cualquier cosa.
Una ONU más poderosa que se convierta finalmente en un Gobierno Mundial.
Hoy, a casi una década de publicado este libro, la ONU pinta como un fantoche que no puede intervenir ni en el más pequeño conflicto armado.
Hoy, a casi una década de publicado este libro, la ONU pinta como un fantoche que no puede intervenir ni en el más pequeño conflicto armado.
Entre las acciones que Estulin
atribuye al grupo están la guerra de las Malvinas, la caída del gobierno de
Turquía, las relaciones de Estados Unidos y China, el aumento de los precios
del petróleo, la salida de Margaret Thatcher como primera ministra de gran
Bretaña, el plan de defensa llamado “Guerra de las Galaxias”, el aumento de
impuestos, el ejército de la ONU (no sé si se refiera a los “cascos azules”,
mismos que suelen terminar como escudos humanos del primero que los capture),
la privatización de la Ontario Hydro, la reelección de Bill Clinton, el
nacimiento de un estado albanes, la “postergación” de las hostilidades hacia
Irak, el bombardeo ruso a Chechenia…
Y entre los planes a futuro
estarían una “Unión Asiática” dominada por Japón, una “unión Americana” y la
división de Canadá (cómo y para qué son cosas que no menciona).
Y la cosa sigue y sigue. Por
las paginas desfilan la presidencia de Reagan o el asesinato de Aldo Moro y la
logia masónica P2 (así la nombran, no es chiste). Lo curioso es que mientras
que Estulin mismo cita a autores que implican al gobierno norteamericano en el
complot de la muerte de Moró siempre encuentra la manera de arrojar la piedra a
las sombras del Club Bilderberg.
¿Por qué querría un diplomático estadunidense de alto rango amenazar a un
político de una nación independiente europea? La respuesta es que, obviamente,
Kissinger no estaba representando los intereses de Estados Unidos, sino que
“actuaba siguiendo instrucciones” recibidas por parte del grupo Bilderberg.
¡Bonita manera de lavarse las
manos! De esa forma no solo los políticos norteamericanos y su CIA quedan fuera
de la línea de fuego siendo cándidos personajes que solo obedecen ordenes, sino
que al mismo tiempo Estados Unidos queda fuera de la horrible trama
internacional pues sus personajes en el club no velan por los intereses de la
nación. De forma similar exculpa a los norteamericanos de la muerte de Ali
Bhutto (quien trataba de crear armas nucleares).
También culpa a los Bilderberg
de la caída del Sha de Iran y del Watergate (Si, ¡exculpa a Nixon!, en cambio arroja
lodo sobre los medios de comunicación que lo defenestraron, cosa rara de
alguien que se considera reportero).
No les he contado ni la mitad
del libro, pero creo que ya podemos hacernos una idea de lo que Estulin tiene
en la cabeza. Creo que hay parte de verdad en todo lo que menciona, pero
también soy consciente de que me lo está contando un ultraderechista paranoide,
alguien que cree que Nixon fue una blanca palomita y que la CIA hizo
atrocidades a nivel internacional no en nombre de “America” sino en pos de un
poder oculto, alguien que cree que no debe dársele poder a la ONU para que
solucione los problemas internacionales… No dudo que empresarios y políticos
hagan cosas altamente cuestionables o completamente inmorales, en pos de sus
intereses, pero de eso a asumir un plan organizado a largo plazo… bueno.
Pero Estulin va más allá. Como
buen conspiraoide se pone a unir cabos sueltos por más forzada que quede la
trama. Así conecta el surgimiento de la Rusia comunista y su régimen de terror
con los Rockefeller y otros empresarios norteamericanos. Sin embargo Estulin
muestra que puede liarla, salir y volver a liarla.
Nada de lo que digo tiene sentido si creemos en las mentiras programadas
por el poder acerca de los “malvados” comunistas. A no ser, por supuesto, que
el comunismo sea un señuelo necesario, la herramienta de una conspiración mucho
más grande para dejar el mundo en manos de multimillonarios ávidos de poder,
entonces todo aparece como perfectamente lógico.
¿Insinúa acaso que nos han mentido
sobre las atrocidades del régimen soviético? ¡No! Nos han mentido haciéndonos
creer que existía una forma de gobierno independiente del capitalismo. Para
este hombre otros sistemas políticos y económicos no existen si no es por y
para el capitalismo.
Su perorata, elaborada y llena
de citas que la hacen pasar por fiable, pasa por la desaparición del efectivo,
la vigilancia al estilo del “gran hermano”, el uso de chips para rastrear a la
gente, el transporte público, los permisos de conducir…
Sus planteamientos de
ultraderecha brillan con luz propia en el capítulo llamado “Llamamiento a la
acción”. Ahí, entre otros absurdos como un plan para unificar Canadá y Estados
Unidos, Estulin menciona que existe un plan para retirar las armas de los
ciudadanos norteamericanos. Como otros muchos que no se creen que las armas
sirvan para matar gente asume que detrás de cada chamaco loco que se cree Rambo
en el colegio hay un intento por quitarles sus preciadas armas.
Sin resistencia armada, será muy fácil detener y matar a los que se opongan
a los planes de Bilderberg de crear un estado global.
Cosa curiosa, casi al principio del libro acusa a los Bilderberg de provocar guerras y comerciar armas. USA es el principal comerciante de armas y una parte importante de ese comercio lo representan sus propios ciudadanos que, encubriéndose en su constitución, se hacen de arsenales propios. Pero para Estulin todo tiene una solución.
Esto puede parecer un oxímoron. ¿Acaso el objetivo no era, me dirán, vivir en un mundo sin violencia? No cuando
los miembros de Bilderberg pretenden esclavizar al mundo entero…
Veamos que decía al principio del libro.
Los socios del Club Bilderberg deciden cuándo deben empezar las guerras (no
en vano ganan dinero con ellas); cuanto deben durar (Nixon y Ford fueron
defenestrados por acabar la guerra de
Vietnam demasiado pronto); cuándo deben acabar (el Grupo había planificado el
fin de las hostilidades para 1978) y quien debe participar.
Es decir tanto si hay paz como
si hay guerra es una manipulación de los Bilderberg, si hay armas o si no las
hay es culpa de los Bilderberg.
Para Estulin los ciudadanos
tienen el derecho de tener armas y de hacer la guerra civil y revelarse contra
su gobierno por defender a su país… por absurdo que suene. Incluso despotrica
contra Michael Moore, el director y documentalista que fue un crítico
recalcitrante de la administración Bush.
Moore no defiende nuestra causa, es uno de ellos. Su película sobre la asociación
nacional del rifle. Bowling for Columbine, es una parodia de la justicia.
Su fanatismo sigue, su
verdadero dios parecen ser las armas y las milicias civiles.
Si fuera un héroe americano de verdad, Michael Moore defendería las
milicias y la Asociación del Rifle.
Y remata con el “argumento” de
siempre, aunque agrega a su demonio personal.
Lar armas no matan. Los miembros de Bilderberg, sí.
Básicamente lo que ha hecho
Estulin a lo largo del libro es pintarnos un demonio al estilo de la edad media;
terrible, todopoderoso, nefasto... de esta forma Estulin pretende ser un nuevo mesías
que nos trae esperanza, siempre y cuando con volvamos acólitos de su nueva
religión donde las armas particulares son el nuevo dios. De hecho en este
capítulo Estulin en verdad despotrica y se apadrina de todas las teorías de
conspiración conocidas entonces. Mencioan a Echelon, a los Illuminati, a Haarp…
no menciona a reptilianos pues en ese entonces todavía no se ponían de moda.
¿Entonces qué? Un buen o un mal
libro. Para mí es un libro malo.
Debo indicar que Estulin se informó muy bien para la realización de su
libro, pero lamento decir que la gran mayoría de esa información probablemente
sea basura. Soy consciente de que vivimos en una época en la que vivimos a merced
de políticos, generales y empresarios que solo velan por llenar sus bolcillos
sin importarles las vidas que se pierdan en ello; como muchos otros quisiera
ponerle freno a esa situación. Pero cuando nos dejamos llevar por la paranoia
empezamos a perseguir quimeras y perdemos la oportunidad de librarnos del
verdadero yugo. Es entonces cuando autores como Estulin, sin proponérselo
siquiera, son cómplices del mal que pretenden denunciar.
Estulin, D. 2005. La verdadera historia del Club Bilderberg. Ed. Planeta.
Edición de bolcillo por Ed. Planeta y Ed. Booket, 2007. 364 pgs.
Para saber más.
http://en.wikipedia.org/wiki/Daniel_Estulin
http://es.wikipedia.org/wiki/Daniel_Estulin
http://es.wikipedia.org/wiki/Grupo_Bilderberg
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