5.- Mamá está en la cárcel (Dumbo, 1941)
Disney nos ha mostrado
algunas de las escenas más crudas etiquetadas como material para niños. Así,
por ejemplo, un cervatillo presencia la muerte de su madre (Bambi, 1942) y un
leoncito no solo vio morir a su padre sino que su tío lo convenció de que había
sido culpa suya (El rey león, 1994) pero mi favorita es la de Dumbo. El
paquidermo nació con unas orejas que rápidamente lo convierten en el centro de
las burlas. Su madre, al tratar de defenderlo de una partida de humanos, es
encerrada como un “elefante loco”. Todo va de mal en peor para el elefantito
hasta que llegamos a la escena donde trata de buscar a su madre en el vagón
prisión. Una de las escenas más crudas y que no necesitó de la muerte de nadie
para arrancar lágrimas al por mayor.
4.- El sacrificio de un padre por la
inocencia (La vida es Bella, 1997)
Las payasadas de Guido
Orecife (Roberto Benigni) por mantener a
su hijo a salvo de los horrores del campo de concentración en el que los han
encerrado llegan a su momento cumbre cuando los nazis, acosados por el avance
de las tropas aliadas, deciden sacrificar a los judíos del campo. Guido logra
ocultar a su hijo, siempre ocultándolo todo bajo juegos inocentes, pero es
atrapado antes de que logre encontrar una vía de escape. El hombre logra
mantener una sonrisa hasta el final.
3.-La visión japonesa de la caída del
imperio (El cementerio de las luciérnagas, 1988)
Película animada japonesa
que muestra los estragos de la guerra a los ojos de dos niños huérfanos. A lo
largo de la cinta los hermanos Seita y Setsuko tratan de salir adelante y
preservar su inocencia, pero poco a poco la cruda realidad los va envolviendo.
La miseria y el hambre van aplastando los juegos infantiles. La fatalidad se
vuelve presente pero la esperanza de que las cosas cambiaran a mejor siguen
presentes, hasta que finalmente corre la noticia de que Japón ha sido derrotado
y que su padre, quien combatía en la marina japonesa, ya no regresará.
2.- La ejecución de John Coffey (milagros
inesperados, 1999)
La milla verde es un
pasillo donde están encerrados los condenados a muerte. Cuando llega un hombre
de color colosal ni Paul Edgecomb (Tom Hanks), ni ninguno de sus guardias,
pensó que aquel preso retrasado acusado de haber violado y asesinado a dos
niñas de nueve años les cambiaría la forma de ver el mundo. No es solo que John
(Michael Clarke Duncan) sea inocente, también tiene el poder de curar con sus
manos y está dispuesto a ayudar a quien lo necesita sin pedir nada a cambio.
Cuando le ofrecen realizar un plan para que escape e gigante se niega, la
soledad y la creciente maldad del mundo, misma que puede sentir en su propio
cuerpo, son demasiadas para él. Los términos infantiles con que expresa su
pesar solo lo hacen más gráfico y doloroso.
Al final es ejecutado a pesar de todo el bien que hizo. Las palabras "lamento ser lo que soy" lo resumen todo.
1.- Al final resultó estar muerto (Sexto
sentido, 1999)
Malcolm Crowe (bruce
Willis) es un psicólogo que trata a Cole Sear (Haley Joel Osment) quien dice
poder ver gente muerta. El psicólogo no le cree y no le tiene mucha confianza
pues recientemente fue baleado por un ex paciente que sufría alucinaciones
similares. Poco a poco se va convenciendo de que lo que el niño tiene es un
don, al mismo tiempo que su relación con su esposa se va volviendo fría y
distante. Al final logra que el niño deje de tener miedo pero él se da cuenta
de que en realidad no sobrevivió al ataque de su ex paciente. Así, el psiquiatra era uno más de los
fantasmas que el niño debía ayudar a pasar al otro lado. Cuando se da cuenta de
ello se despide de su esposa.