Jayce y los guerreros rodantes (1985)
Imagen tomada de: http://en.wikipedia.org/wiki/Jayce_and_the_Wheeled_Warriors#mediaviewer/File:Jayce_logo.jpg
No sé cuántos se
acordarán de esta serie animada.
Corrían los ochentas y la animación, con la venta de juguetes
derivados, proliferaban como hongos en
un tapete húmedo. Una de esas series fue una producción americano-francesa de
Saban Enterteiment.
¿De qué iba el argumento? Se trataba de un joven aquejado de una extraña
enfermedad hereditaria que le daba cabello de mofeta. El joven trataba de
encontrar a su padre, un “científico” de nombre Audric. ¿Para qué? Pues porque
el padre tiene la mitad de una “raíz mágica” para vencer a los villanos, unas
plantas humanoides capaces de transformarse en camiones.
Los villanos (imagen tomada de http://jayce.dreamstation.com/images/monstermindshuman.jpg)
Sí, yo también me quedé con cara de “WTF”, pero en los años ochenta, época
en el que unas tortugas podían ser ninjas y los aliens podían ser dinosaurios.
Jaice no estaba solo en su búsqueda eterna (no recuerdo si alguna vez su
camino se cruzó con el de su padre). Lo ayudaban entre otros, Oon, un robot
enano con forma de caballero andante hueco y bastante cobardón (un plagio de C3po). Flora, una niña
niña-planta, y su mojarra voladora Brock. Gillian, un
viejo mago-científico (por muy incongruente que esto resulte) que lo mismo
reparaba coches que desvanecía enemigos con pases mágicos. Y Herc Stormsailor,
un mercenario y pirata (plagio de Han Solo) que llevaba al resto a bordo de su
nave (mezcla de un buque del siglo XVII y una sonda espacial futurista) sin que
– aparentemente- pagaran sus servicios.
Los héroes (imagentomada de http://slimebeast.com/forum/odd-figures/jayce-the-wheeled-warriors-%28aka-evil-cars!%29/)
Pero si los héroes no resultan ni tan creíbles ni tan originales hay que
echarle un vistazo a los villanos. Una sarta de humanoides deformes, plantas
que se transformaban en camiones extraños con caras feas pintadas al frente y
que, de alguna forma, se las habían arreglado para conquistar el universo. Así
podemos ver que sus zarcillos se extienden por el cosmos sin que haya nada a
que aferrarse o echar raíz. El líder de tan bizara horda era Discord (nada que
ver con el de My Little Pony), un ser que puede comunicarse con las plantas
telepáticamente y cuyos poderes mentales le permiten saber dónde está Jayce y
teletransportar su base completa. Sin embargo, al parecer, es incapaz de saber
dónde rayos está Audric.
Los villanos en sun forma vehícular (imagen tomada dehttp://20thcenturytoycollector.com/wp-content/gallery/jayce-and-the-wheeled-warriors/jayce2.png)
Entre los villanos había camionetas con cara enojada y un chícharo gigante
detrás que usaban como bola demoledora, tanques con una boca dentada encima,
vehículos extraños con una sierra encima… incluso, de vez en cuando, había uno
que hoy me recuerda a “Bender” en cuatro patas. A estos muchachos de cuatro
ruedas les hacían la contra con unos cochecitos que ya en pantalla tenían
apariencia de juguete chafa. Había uno con una tenaza hidráulica encima, otro
con un taladro, alguno con una especie de rueda dentada… si, ya desde entonces
se hacían series animadas con el explícito propósito de vender juguetes.
Me gusta pensar que las buenas series no tienen edad, pero cuando traté de
ver esta después de tantos años no pude evitar sonrojarme.
Los huecos en la trama son enormes, los personajes no son los mejores que
se pueden encontrar y el argumento es muy raro. Hoy estamos acostumbrados a
términos como “steampunk”, “dieselpunk” o “retrofuturismo”; también estamos
acostumbrados a que de vez en cuando no smetan algo “original” o “innovador”
como vaqueros contra aliens, dinosaurios contra aliens, o chicas sexis contra zombis nazis reanimados
con mecanismos de reloj y motores de vapor… pero en los años ochenta era un
tanto temprano para esas fórmulas desesperadas… y además lo hicieron mal. Los
vehículos de los héroes están bien, lucen razonablemente realistas, pero a la
vez carecen de encanto. El que la nave luzca como mitad carabela y mitad sonda
espacial hoy suena más a pereza que a innovación.
Los personajes tampoco son tan entrañables. El caballerito robótico es más
molesto que divertido, el mago anciano resulta incongruente con la historia y
no me gusta que la única mujer en la trama sea una niña pequeña.
Tuve que remover mucho en el cajón de los recuerdos para acordarme de esta
serie y al hacerlo me di cuenta de que en realidad había más bien poco que
valiera la pena recordar. La serie no vendió tantos juguetes como se esperaba
por lo que solo se produjo una temporada, lo que se traduce en 65 episodios, lo
cual hoy día sería toda una proeza considerando que una temporada regular suele
limitarse a entre 12 y 26 capítulos.